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miércoles, 2 de febrero de 2011

Entrevista con Alternative Press


Con 10 años de camionetas olorosas, clubs pequeños y audiencias en el Warped Tour tras de ellos, My Chemical Romance podría ser la mejor banda en América.
Pero primero, debían superar un gran obstáculo: ellos mismos.


¿Alguien puso a Eric Draven en la lista de invitados?
Si es Diciembre y estás en Chicago, te estás congelando. A menos que estés en My Chemical Romance; entonces estarías simplemente clavado en el cálido camarín del House Of Blues, esperando por la prueba de sonido, fumando, bebiendo una cantidad alta de café, obsesionado con The Crow. Mientras los miembros de MCR –el vocalista Gerard Way, los guitarristas Frank Iero y Ray Toro, el bajista Mikey Way y los miembros auxiliares James Dewees (Teclado) y Mike Pedicone (Batería)- hablan sobre lo asombroso del comic original The Crow y su versión fílmica, protagonizada por el ultimo papel de Brandon Lee, decididamente comienzan a saltarse las secuelas.
“Voy a decir en Twitter si alguien nos puede traer una copia de Crow 4: Wicked Prayer, ellos podrían ver el show y conseguir algunas cosas”, dice Toro, tecleando el pedido en su iPhone.
Esta obsesión se acerca al estilo de convención de comics, alentando una posible instalación futura para la franquicia. Mikey Way comienza a lanzar sus propias versiones de las series. “Podrías hacer Afghanistan Crow, donde sus lágrimas se hicieran negras cuando golpearan la arena”. El comentario se gana una ola de sonrisas en el camerino y luego una tormenta de ideas para las secuelas, lo que al pasar del tiempo se torna ridículo y muy nerd. Ese brillo hace que Mikey comience a actuar como el director de casting. “Chris Klein podría ser él!”.
Hasta ese punto, Lauren Valencia, manager de la banda, da vuelta la pantalla de su laptop para mostrar un video de American Pie, donde Klein audiciona para el rol de la versión fílmica del musical de ABBA, de 2008, Mamma Mia!
Los miembros de la banda lo observan con fascinación y al mismo tiempo se encogen con dolor. A la mitad del video, Dewees anuncia “Eso es! Volveré al hotel a usar el wi-fi para descargar toda la serie!”.
Tú piensas que recién comenzamos a hacer esto”, dice Gerard sobre el aire geek que rodea la historia gótica del comic. “Pero hemos estado haciendo esto desde que volvimos de Europa hace semanas atrás”. Deja correr una mano sobre su cabello rojo y toma un cigarrillo con la otra. “No podemos evitarlo: A veces nuestros cerebros simplemente agarran toda esta mierda colectiva”. Él exhala y emite un grito campal “Ka-KAW!” y el resto de la banda le responde con aprobación.
Jacob Raggio, productor y manager de escenario de MCR, entra al camarín. El usualmente radiante Raggio es un buen chico sureño que usa gafas deportivas, una barba codiciada por Gainesville, Florida, un estilo de chicos scene y una camiseta con uno de los slogans más resonantes de MCR, “The Aftermath Is Secondary”.
En ese momento, él parece genuinamente desanimado. “Lo lamento mucho, chicos,” comienza, su acento suena positivamente derrotado. “Parte del sistema PA está roto. Tenemos a los técnicos revisándolo, pero al parecer tendremos que hacer algunos ajustes”. Luego se disculpa por el gran telón tras el escenario –una calavera que luce como una iconografía nü-metal reproduciendo el día de los muertos mexicano- que la estación de radio local insiste en mantener arriba, dejando poco espacio para la bandera americana con el logo de la araña de la banda. Los miembros de la banda ruedan sus ojos, no a Raggio si no a la superficialidad de tales eventos. Iero y Gerard le aseguran que las cosas están fuera de su control y que no es su culpa.
“¿Ustedes están bien?”, pregunta Raggio sinceramente. “¿Hay algo que puedo alcanzarles?”. “No, estamos bien”, dice Gerard, exhalando humo, rascándose la parte trasera de su cuello y observando visiblemente frustrado. “Aún no podemos encontrar The Crow”.

La historia de rock and roll está llena de historias de ego, excesos y demandas ridiculas –y este escritor está pensando en bandas que se han formado en los últimos ocho años. Comparar eso con My Chemical Romance, que han completado casi 10 años de servicio, pasando por Warped Tour Nation, girando por el mundo algunas veces y vendiendo algunos millones de discos mundialmente en una cultura de descargas. Y todo lo que ellos quieren es una máquina de café sin fondo, una cajetilla de cigarros y algunos DVDs de pocas cuotas de la que alguna vez fue una gran película de la franquicia. Oh, y los corazones de los auditores. No solo sus pedidos son manejables; ellos parecen obtenerlos sinceramente. Pero primero, ellos deben superar el arco maniaco de su último año al tener problemas grabando su último manifiesto - y futurista y fuera de la ley, Danger Days: The True Lives Of The Fabulous Killjoys. Porque ¿cómo podrías conseguir lo que quieres, cuando no sabes cuál es tu deseo en primer lugar?

Guarda tus expectativas, nosotros mismos nos sostenemos.
Cuando AP visitó a MCR en Octubre de 2009, para el esperado lanzamiento de 2010, las emociones estaban altas y el espíritu en su propio universo. El respetado productor Brendan O’Brien (Bruce Springsteen, Mastodon, Pearl Jam) y el ingeniero en mezclas Rich Costley fueron enlistados para ayudar a la banda a moldear su cuarto disco de estudio, la continuación del muy querido (y en ciertos círculos, maldecido) The Black Parade, titulado “Save Yourself, I’ll Hold Them Back” (Iero revela que “Conventional Weapons Were No Match For Them” vino como segunda opción), el disco fue decididamente un romance esquizofrénico. Momentos de abandono proto-punk (Death Before Disco) y el uno-dos-púdrete (Black Dragon Society) donde reforzaron en contra de todo desde encuentros rock-fume que pudieron terminar al lado de Kyuss y Queens Of The Stone Age en una lista de reproducción para marcar números melódicos reminiscentes de un legado de actos de rock alternativo como Church y Simple Minds. Mirándolo como un todo, Save Yourself sonaba como la insignia de una banda en su enésimo álbum, obsesionado con una precedencia artesanal sobre formada y promulgando una actitud –el mismo elemento que hizo intrigante los trabajos anteriores de MCR.
La banda fue a todas partes musicalmente, pero carecían de cierta cohesión psíquica. Estaba claro que ellos no querían revivir a la banda de rock clásico como lo fueron con The Black Parade, tampoco una novela gráfica, ni una dramatización como Three Cheers For Sweet Revenge. MCR nunca tuvieron una visión de su música a través de un prisma de competencia, o de un espíritu de gladiador. Pero luchaban contra ellos mismos por aquello.

“Recuerdo estar en el estudio con un rostro amargado en algunas de esas sesiones”, dice Toro en la cafetería de Westin Book Cadillac Hotel en Detroit, el día después del show de Chicago. La evaporadora de la tienda está rota, así que él llena su café con leche y azúcar mientras explica la duración del perdido álbum de la banda. “Habían canciones que necesitaban más de lo que nos permitíamos tener. Tu corazón te dice que te diviertas, que seas creativo y experimental, pero tu cerebro está diciendo ‘No podemos porque nos dijimos que no podíamos hacerlo. La mentalidad era ‘No podemos hacer funcionar esto’.”
“Creo que estábamos totalmente asustados de lo que salió de eso”, opina Iero mas tarde en una entrevista separada, cuidando una Coca Cola dietética en uno de los muchos restaurantes Westin’s. “Estar de gira por dos años seguidos, siendo mal interpretados y mal entendidos. Volvimos, haciendo Desolation Row para el soundtrack de Watchmen, y pensamos que tal vez la clave estaba en ir rápido y fuerte y hacer un disco de rock puro. Así que lo que creo que escuchaste (sobre Save Yourself) es una banda haciendo un disco que ellos creían que querían hacer, pero no estaban seguros por qué. Y el núcleo de todo, es tener miedo de alcanzar el siguiente nivel o estar asustados de tener nada que decir y nada debajo de la manga.”

Cuando la banda finalmente comenzó a mezclar con Costey, esa parte del proceso grabado fue incluso más laborioso, cuenta Toro, con canciones sonando “demasiado livianas” o “como sopa”. Pero mientras ellos mezclaban, la banda todavía probaba demos y escribía material nuevo. En el verdadero estilo de MCR, el primer fruto desde aquellas sesiones incluyó el primer single de Danger Days, “Na Na Na”, y una canción aún no lanzada llamada “First Chance”. El grupo decidió que debían grabar más canciones en el estudio de la casa de su amigo y productor Rob Cavallo. “El espacio en donde grabamos era así de grande”, dice Toro, abarcando la mesa y el pequeño espacio en frente de la selección de condimentos de la tienda de café. “Podías golpear a alguien con tu brazo (Acerca de trabajar en el pequeño estudio). Esa es la razón de por qué suena como suena, y estamos felices con eso. Nadie tiene ego sobre ello: Gerard y Mikey tocaron guitarra, Frank y yo tocamos bajo, todos experimentamos con sintetizadores. En cierto punto, nos miramos y pensamos ‘Estamos grabando el disco, ¿No es así?’.”

Los lazos personales y musicales que Toro -el maestro- y Iero -el niño prodigio punk- comparten son la clave para que continúe la resonancia de MCR. Pero esa relación también hace que los fans se pregunten de dónde diablos viene esa osciladora frecuencia. Toro sin miedo incluso adhiere pedales a su plataforma en el escenario para hacer que su guitarra suene más sintética.
“¿La adición de sintetizadores y bucles? Los amo!”, dice él. “Danger Days dio a todos espacio para expresarse. De eso se trata ser un músico: expandir tu creatividad, expandir tus técnicas y aprender cosas nuevas”. Cuando se le informa de la posibilidad de chicos transcribiendo sus solos, sintió como una puñalada en el pecho al leer esa cita. Él se ríe. “Lanzar un disco como reacción a algo es peligroso –especialmente si estás reaccionando a ti mismo. Se siente como un sobre escribir para My Chem. Y nunca vi eso antes”.
“Hemos estado tratando de escribir una canción como “Planetary” por años,” dice Iero revelando el himno de dance pop de Danger Days. “Como un sonido discotequero, una secuencia. Nunca llegó, porque estábamos asustados o porque no era el momento correcto. Mas que las demás, esa canción es una victoria para la banda”. Él menciona que MCR trató de hacer lo mismo con “The Sharpest Lives” de The Black Parade, pero estaban muy concientizados para lograrlo. Pero la “victoria” es un término de varias posibilidades, como Danger Days marcando un sentimiento musical liberador para la banda. La banda desechó un disco de un millón de dólares porque ellos no estaban felices con él; como si un mensaje dudoso de guerreros deseando que volviera el año 2003 tuviese un efecto en ellos.
“Superé la mierda de la credibilidad” dice Iero, moviendo la cabeza. “Hubo un tiempo en donde nosotros estábamos como ‘Cuida lo que haces, cuida lo que dices. Somos una banda de rock: Podemos experimentar, pero debemos tener cuidado’. ¿Por qué? La gente que vino a ver a nuestra banda y los chicos que fueron golpeados en la escuela por usar una de nuestras camisetas no estaban asustados de quiénes éramos. Entonces nosotros tampoco podemos. Diez años después, mostramos al mundo que no íbamos a crear el mismo disco dos veces. Si quieren eso, sigue escuchando los discos viejos o escucha 10 bandas nuevas que están emulando esos discos ahora mismo”.

El Frank de 16 años rockearía con Danger Days?
Él piensa un momento y suelta una risotada. “Creo que digeriría ‘Vampire Money’!”.

El elefante en la habitación y la familia en el otro extremo.
MCR fueron pacientemente rejuvenecidos por la nueva música que estaban creando en el estudio casero de Cavallo, acercando el rock mientras se profundizaba en sintetizadores, secuencias y pruebas de batería. La mención de ese último pedazo de tecnología fue crucial, porque fue durante este proceso donde llegó la decisión de que el baterista Bob Bryar abandonara el grupo.
“Fue aterrador para mí”, admite Mikey. Cuando era parte de la sección rítmica de MCR, el joven Way y Bryar tocaron juntos desde el verano de 2004, cuando este ultimo tomó el trono del baterista original Matt “Otter” Pelissier. Cualquier química que ellos hayan logrado es ahora historia. “Mirando atrás a la gira de The Black Parade, supe cada paso que él iba a hacer. Teníamos un lazo muy estrecho. Cuando su partida llegó, fue algo triste”. Él mira a través de la ventana de la cafetería por un momento. “Él era un amigo cercano”.
“No sabía que iba a pasar. ¿Voy a tomar forma con el siguiente? Nunca pasó eso con Otter. Era ciertamente un problema para mí”. Bryar tiene crédito de haber escrito cinco canciones para Danger Days, piezas que se trabajaron nuevamente del desechado álbum producido por O’Brien. Ninguno de la banda hará comentarios ni darán razones específicas de su despido. AP contactó a Bryar para que diera su parte de la historia, pero él educadamente declinó la oferta.

Cuando Cavallo supo del despido de Bryar, el productor, de acuerdo con Mikey “estaba como ‘Yo tengo al chico!’.” El chico en cuestión era John Miceli, baterista de Meat Loaf.
Cavallo produjo el último disco del ícono del rock clásico, Hang Cool Teddy Bear, e inmediatamente recomendó a Miceli para trabajar en Danger Days. “John voló donde nosotros y fue muy dulce, buena onda y complaciente,” dice Mikey. “Sin actitud: Nuestra música no era algo que él escuchara, pero estaba emocionado de que nosotros hiciéramos el disco. Él estaba en las trincheras con nosotros”.

La última cosa que la banda quería era interrumpir los planes de gira de Meat Loaf, quitándole a Miceli. Cuando se supo que tenían un vacante para el puesto de baterista, la banda comenzó a recibir llamadas, posiblemente de bateristas de tus grupos favoritos. Por respeto a todos, los Way no quisieron revelar nombres. La persona en su alta lista, sin embargo, era Mike Pedicone. El baterista de la banda de metalcore progresivo The Bled, Pedicone, tiene un currículo musical que también incluye apariciones con Helmet, giras y grabaciones con el cantante de Bush, Gavin Rossdale y su paso con el guitarrón en el Mariachi El Bronx. Pedicone se convirtió en amigo de la banda cuando MCR y The Bled se fueron de gira juntos en 2003. Mikey lo llamó a comienzos de Julio, preguntando si quería tocar. El bajista le dijo a Pedicone que estaba en Hawaii, y que hablarían cuando regresara. Irónicamente, el baterista estaba en el estado al mismo tiempo, cinco millas lejos de donde estaba quedándose Mikey.

“Ellos decían que iban a probar a otros chicos pero querían tocar conmigo primero,” dice Pedicone, junto a unos capuccinos en el Westin’s Boulevard Room. “Ensayamos seis veces antes de que me ofrecieran el concierto. Ellos sabían de donde vengo, así que no había necesidad de una iniciación estúpida, o basura de novatadas. La primera noche que tocamos en Londres se sintió como si tocáramos en un garaje. Olvidas que estás delante de cinco mil personas saltando –tenía una vibra de un lugar pequeño. Puedo decir legítimamente que no me sentí así de cercano con cada miembro de una banda como me siento con estos chicos. Desde la banda al equipo técnico, es un grupo muy sólido.”
“Eso es todo,” dice el tecladista de gira James Dewees, quien conoce a la banda desde los primeros días de gira con Reggie And The Full Effect. “Estos chicos disfrutan todo lo que hacen, desde mirar la TV hasta ir de compras. No ves fruncidos en lo absoluto.” Dewees una vez desistió la invitación de ser un miembro oficial para New Found Glory, -“Amo a todos en esa banda, pero ellos no me necesitaban. No me sentía seguro de que pudiera ofrecerles algo para que estuviesen mejor”- y entendió como funciona la química de una banda. “Tengo total libertad creativa en MCR. Incluso cuando no soy un miembro de la banda, me siento igual de importante en el escenario. Los chicos se hacen cargo de eso. Ellos tienen química. En todos los sentidos…no lo echen a perder!”

Más tarde esa noche, el grupo de MCR, la banda, el equipo de trabajo, se retira a una habitación privada en el restaurante Michael Symon’s Roast, donde disfrutan buena comida, rodeados de risas y una noche de “Navidad Secreta” de intercambio de regalos. Los participantes toman turnos alrededor de la gran mesa, dándose entre ellos paquetes mientras todos vitorean a medida que se abren los presentes. Este escenario ciertamente no indica lo que por décadas se ha mitificado como el estilo de “sexo, drogas y rock and roll”. Se siente mucho mejor.
Un pase ‘Todo-acceso’. De Emma Goldman.
Gerard Way se sienta en la parte trasera del restaurante 24Grille, luciendo desaliñado en su suéter oscuro y unos pantalones negros. Luce como si se hubiese levantado recién, pero su exuberancia y entusiasmo no son nada limitados. Hablando del nuevo disco (“Es punk de ciencia ficción, Repo Man con pistolas laser”), los alter ego de la banda, en un escenario post-glam/pre-punk, The Mad Gear And Missile Kid o develando entusiasta la ronda de shows de radios, él parece positivamente animado por los siguientes 10 años de la banda.
“Este disco es sobre la actualización propia; no es sobre el salvador de los abatidos, dice, burlándose del Paciente, personaje que corrió a través de The Black Pared. “Ese individuo ya no es importante. El siguiente individuo es realmente audaz, divertido y no le importa una mierda. Debes dejarte llevar por tus agallas y hacer arte puro, constantemente. Debes fomentar eso a quienes te rodean y a la audiencia a hacer la misma cosa. Nosotros no estamos probando nada.”
Tus críticas responderían que MCR ha alcanzado un nivel donde ya no están hambrientos.
“No puedes estar hambriento sin tener nada que probar”, continúa. “Me he vuelto más espiritual? Absolutamente. ¿Me he vuelto más extraño, leyendo libros sobre chamanismo moderno y la magia del caos? Si. Pienso sobre lo que significan las cosas en vez de ser impulsivo sobre ellas. Mi vaso está medio lleno,” él comienza a reír, “pero hay cinco cosas diferentes en él!”.
¿Pero acaso ese vaso corre demasiado rápido? Musicalmente hablando, estamos de acuerdo con que My Chemical Romance ha avanzado lejos del escenario post-emo que ellos ayudaron a crear. Pero tal como Trent Reznor de Nine Inch Nails, quien no vive más en Cleveland, Gerard Way ahora se encuentra con su hogar en Los Angeles, junto a su esposa y alma gemela Lindsey, y su adorable hija, lejos de sus raíces de New Jersey.
Sus mentores e ídolos están tan cerca como su iPhone. Hay un auto deportivo en su garaje. Una buena vida, si entiendes. ¿Cómo él podría posiblemente manejar una nación de punks?
“Por eso es que no estoy flameando la bandera y liderando la carga de Washington,” dice. “Los adornos de mi vida no contradicen lo que estoy diciendo. No estoy flameando una bandera. Está esa línea en Children Of The Revolution de T. Rex, donde Marc Bolan dice ‘Tengo un Rolls Royce, porque es bueno para mi voz’.” Él comienza a reír. “Esos son mis héroes. Pero te diré que mi auto es usado –por algunos años!”. Se ríe.
“Esos chicos que querían lanzar un cocktail de bombas molotov…?”, continúa, abrazando el debate con un abrazo de oso. “No estoy hablando por ellos. Estoy hablando a la nueva generación de fans que no quieren lanzarla. Estos chicos que quieren tener un Mohawk en su cabello, que para mí, es el nuevo negocio informal –y se compran camisetas en el mall que dicen que están enojados con algo…? Ellos tienen que probar por cómo se visten que son malditamente cool y que tienen credibilidad…? Adelante, afirma esa antorcha. No estoy cantando por ti. El mundo se mueve muy rápido, no tenemos tiempo para rebeldía imaginaria; eso es la música de sus hermanos mayores. Los chicos quieren bailar. Danger Days es definitivamente mas como Burning Man que Mad Max.”

La Europea y anarquista Emma Goldman tiene crédito por haber dicho “Si no puedo bailar, no quiero ser parte de tu revolución.” Pero no se puede negar que Danger Days está lleno de sentimientos nihilistas. Gerard dice que el logo de la araña que por ahora representa a MCR es todo sobre “subversión, infiltración y neurotóxina.”
“Na Na Na” sugiere que deberíamos “festejar con una lata de gasolina”, antes de finalizar con el pedido “Tira del pasador, deja que el mundo explote”. Cada vez que este escritor escucha esa línea en “DESTROYA”, “Ellos se ríen, nosotros no pensamos que es gracioso”, se siente como una reacción a una cabeza habladora de Fox News.
“Ese es el único lenguaje vulgar que tenemos por estos días. Bombas, armas, cuchillos, vidrio quebrado. El Nihilismo no es real Nihilismo hoy en día. Los juegos de video se han hecho cargo de que la violencia ya no sea violencia –hasta que te sucede a ti. Esas líneas que has citado son un resultado directo de nuestro lenguaje. Siempre he hablado en extremos. Es como poner las noticias y escuchar ‘Veinte muertos’. La violencia en el disco es la violencia en los juegos de video. Es pixelada, violencia de baja revolución”.
“No quiero vender rebeldía a los niños,” dice dejando el tenedor en su plato de ensalada. “La corporación en los videos, Industrias Better Living, no es necesariamente algo maligno, no es la forma de vida de los Killjoys. Los Killjoys están tratando de volar el mundo. Y yo estoy tratando de transmitir a los chicos: No estamos diciéndote que explotes el mundo. Chicos buenos versus chicos malos; no está claro. Verás en el futuro que los Killjoys no son gente buena. Dejé de interesarme en la revolución hace un tiempo. Siento que ésta generación tampoco está interesada en eso.”
Gerard admite que adoptar una preocupación espiritual es parte del plan. A lo que se refiere con “su plan”, es exactamente eso, y no el curso de su banda. Recordar: Este era el chico que, cinco años atrás, sabotearía todo y a todos en su vida por el servicio al arte. Ahora, como una estrella de rock exitosa, con una esposa y una hija, se enfermaba con el primer pensamiento de que eso sucediera. Pero no escogió necesariamente madurar en sus términos. Resultó que ellos eran los únicos ahí afuera.
“Sin el deseo de sonar arrogante, él comienza, “No tengo modelos a seguir. He visto documentales de Dylan (Don’t Look Back). He visto About A Son (Documental sobre Kurt Cobain). No puedo mirar a alguien y decir ‘Oh, entonces eso era por lo que estaban pasando’. Eso no existe. Nosotros somos los primeros de nuestra especie, y yo abrazo aquello.
“Eso es a lo que se reduce,” dice reconciliando sus aventuras creativas y su vida familiar. “Necesitas las cantidades justas de ‘A la mierda el mundo’ y la cantidad correcta de creer en algo.” Él seca otra taza de café. “Y necesitas la cantidad necesaria de amor.”

Señor Humungus, tiene que escuchar algo.
Gerard Way estaba frustrado durante la grabación del perdido álbum “Save Yourself, I’ll Hold Them Back”. Asi que agarró su guitarra y escribió “Black Dragon Fighting Society”, una canción hardcore-punk de noventa segundos que re energizó su actitud. Cuando llevó la canción al resto de sus compañeros para que la escucharan, ellos se sorprendieron y la grabaron con la intención de ponerla en el disco. Pronto se dieron cuenta que simplemente no encajaba con el contexto de lo que estaban haciendo. “Estábamos en un estasis creativo durante el primer intento de hacer el disco”, recalca Way. “Tocamos ‘Black Dragon’ en el estudio y quería hacer un disco corto, de canciones rápidas. Le dije a Ray, “Por favor, podemos tomarnos tres días y hacer este disco?’”.
Durante un recreo en las sesiones de Save Yourself, la banda jugaba con el juego de video Final Fight en la sala del estudio. Gerard notó que había una pandilla llamada Mad Gear; él adhirió el anexo “Missile Kid”, y otro alter ego de My Chem nació. Y con cualquier aventura creativa que Way inicia, siempre hay una historia fantástica detrás. “Me di cuenta que si hubiese un evento nuclear o tóxico, aún quedaría música, cierto?”, él pregunta retóricamente. “Como en la película Mad Max, no hay bandas. A la gente todavía le gusta la música; tengo que imaginar que hay alguna maldita banda tocando ahí afuera, que nace del caos total.”
La banda completa dos canciones adicionales de post-glam y proto-punk, “F.T.W.W.W.” y “Mastas Of Ravenkroft” y las emite en el EP The Mad Gear And Missile Kid, que viene en la caja de lujo de edición especial de Danger Days. “Sentimos que podíamos usar esos tracks como lados B o hacer algo divertido con ellos”, dice Way. “Así que hicimos algo divertido”.
Para mantener el sentido de urgencia, Way quiere tomarse cinco días para grabar un disco completo de MG&MK (11 canciones rodeando los 25 minutos) y tocar shows especiales. Él ya diseñó algunos posters con fotografías. “Realmente extraño tocar guitarra. Quisiera hacerlo en vivo, pero nunca lo he hecho en un show de My Chem. Así que podríamos hacer lo de Mad Gear en nuestros días libres.”

Puesta de sol al frente: Prepárate para apartarte.
La noche siguiente, MCR se presentó ante el público del teatro Fillmore de Detroit. El público está conformado por chicas adolescentes, chicos afligidos con patrones calvos que encontraron a alguien con quien cambiar en Costco; chicas strippers con novios tatuados y llenos de piercings que compraron el Chocolate Starfish And The Hot Dog Flavored Water, chicos ebrios, chicos de fraternidades abrazados, y una sección de chicos scene al estilo Warped Tour, con hipsters. Ellos conocen todas las letras y buscan algo más que pasar un buen rato. Como el primer show en Chicago (donde los punks salvajes pacíficamente se mezclaron con la barricada del escenario, contra chicas llorando y un hombre de cincuenta y tantos parecido a un sargento retirado de la Marina), estos fans están buscando algo real. Ellos han pasado por el pensamiento blog, la “sensación” Youtube, los “fenómenos” Myspace y no lo encontraron. Tal vez esta noche, encuentren el maná psíquico, la catarsis o el simple y directo rock furioso en MCR, quienes no insultan su inteligencia.
Los enemigos probablemente se quedarán en el bar del teatro, lo que es totalmente aceptable –deja más espacio en el frente. Esos detractores deberían hervir con el éxito de MCR porque racionaliza sus deseos de mantenerse “reales” (Lease: aburrido). Bandas mediocres tendrán que esforzarse mucho para alcanzar un bocado creativo y desarrollar un sentido de comunidad que dure un poco más que un montón de discos en la tienda de álbums usados o la carpeta de archivos de sonido que eventualmente se disponen a borrar. Los miembros de MCR pueden recibir la adulación y el odio, porque su propuesta está tocando los corazones y los nervios, por igual. Oh, y más temprano aquella tarde en un encuentro, una fan (celebrando su cumpleaños), se presentó ante la banda con el DVD de The Crow, con el que ellos han estado obsesionados. El grupo posó para una foto con la fan, haciendo el logo con gestos en sus manos y Gerard gritando “Ka-KAW!” cuando el flash de la cámara se apagó.
Esta es la parte de la historia cuando uno de los miembros de la banda ofrece un sumario de todas sus razones para sus esperanzas y sueños del futuro. Pero es irónico que el único que puede resumir la experiencia de MCR (mejor que cualquier periodista de música con una predilección por títulos), sea el chico nuevo.
“Estos chicos han estado juntos 10 años, y legítimamente aún son mejores amigos”, dice Pedicone. “La primera noche que salí con ellos en la gira, los cuatro salieron a la calle a comprar cigarrillos o algo así. Los observé hacia arriba, y ellos iban en un abrazo grupal caminando por la calle, aún emocionados por hacer lo que hacen, juntos. ¿Quién no querría ser parte de eso?”.



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“¿Ustedes están bien?”, pregunta Raggio sinceramente. “¿Hay algo que puedo alcanzarles?”. “No, estamos bien”, dice Gerard, exhalando humo, rascándose la parte trasera de su cuello y observando visiblemente frustrado. “Aún no podemos encontrar The Crow”.

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La banda fue a todas partes musicalmente, pero carecían de cierta cohesión psíquica. Estaba claro que ellos no querían revivir a la banda de rock clásico como lo fueron con The Black Parade, tampoco una novela gráfica, ni una dramatización como Three Cheers For Sweet Revenge. MCR nunca tuvieron una visión de su música a través de un prisma de competencia, o de un espíritu de gladiador. Pero luchaban contra ellos mismos por aquello.

“Recuerdo estar en el estudio con un rostro amargado en algunas de esas sesiones”, dice Toro en la cafetería de Westin Book Cadillac Hotel en Detroit, el día después del show de Chicago. La evaporadora de la tienda está rota, así que él llena su café con leche y azúcar mientras explica la duración del perdido álbum de la banda. “Habían canciones que necesitaban más de lo que nos permitíamos tener. Tu corazón te dice que te diviertas, que seas creativo y experimental, pero tu cerebro está diciendo ‘No podemos porque nos dijimos que no podíamos hacerlo. La mentalidad era ‘No podemos hacer funcionar esto’.”
“Creo que estábamos totalmente asustados de lo que salió de eso”, opina Iero mas tarde en una entrevista separada, cuidando una Coca Cola dietética en uno de los muchos restaurantes Westin’s. “Estar de gira por dos años seguidos, siendo mal interpretados y mal entendidos. Volvimos, haciendo Desolation Row para el soundtrack de Watchmen, y pensamos que tal vez la clave estaba en ir rápido y fuerte y hacer un disco de rock puro. Así que lo que creo que escuchaste (sobre Save Yourself) es una banda haciendo un disco que ellos creían que querían hacer, pero no estaban seguros por qué. Y el núcleo de todo, es tener miedo de alcanzar el siguiente nivel o estar asustados de tener nada que decir y nada debajo de la manga.”

Cuando la banda finalmente comenzó a mezclar con Costey, esa parte del proceso grabado fue incluso más laborioso, cuenta Toro, con canciones sonando “demasiado livianas” o “como sopa”. Pero mientras ellos mezclaban, la banda todavía probaba demos y escribía material nuevo. En el verdadero estilo de MCR, el primer fruto desde aquellas sesiones incluyó el primer single de Danger Days, “Na Na Na”, y una canción aún no lanzada llamada “First Chance”. El grupo decidió que debían grabar más canciones en el estudio de la casa de su amigo y productor Rob Cavallo. “El espacio en donde grabamos era así de grande”, dice Toro, abarcando la mesa y el pequeño espacio en frente de la selección de condimentos de la tienda de café. “Podías golpear a alguien con tu brazo (Acerca de trabajar en el pequeño estudio). Esa es la razón de por qué suena como suena, y estamos felices con eso. Nadie tiene ego sobre ello: Gerard y Mikey tocaron guitarra, Frank y yo tocamos bajo, todos experimentamos con sintetizadores. En cierto punto, nos miramos y pensamos ‘Estamos grabando el disco, ¿No es así?’.”

Los lazos personales y musicales que Toro -el maestro- y Iero -el niño prodigio punk- comparten son la clave para que continúe la resonancia de MCR. Pero esa relación también hace que los fans se pregunten de dónde diablos viene esa osciladora frecuencia. Toro sin miedo incluso adhiere pedales a su plataforma en el escenario para hacer que su guitarra suene más sintética.
“¿La adición de sintetizadores y bucles? Los amo!”, dice él. “Danger Days dio a todos espacio para expresarse. De eso se trata ser un músico: expandir tu creatividad, expandir tus técnicas y aprender cosas nuevas”. Cuando se le informa de la posibilidad de chicos transcribiendo sus solos, sintió como una puñalada en el pecho al leer esa cita. Él se ríe. “Lanzar un disco como reacción a algo es peligroso –especialmente si estás reaccionando a ti mismo. Se siente como un sobre escribir para My Chem. Y nunca vi eso antes”.
“Hemos estado tratando de escribir una canción como “Planetary” por años,” dice Iero revelando el himno de dance pop de Danger Days. “Como un sonido discotequero, una secuencia. Nunca llegó, porque estábamos asustados o porque no era el momento correcto. Mas que las demás, esa canción es una victoria para la banda”. Él menciona que MCR trató de hacer lo mismo con “The Sharpest Lives” de The Black Parade, pero estaban muy concientizados para lograrlo. Pero la “victoria” es un término de varias posibilidades, como Danger Days marcando un sentimiento musical liberador para la banda. La banda desechó un disco de un millón de dólares porque ellos no estaban felices con él; como si un mensaje dudoso de guerreros deseando que volviera el año 2003 tuviese un efecto en ellos.
“Superé la mierda de la credibilidad” dice Iero, moviendo la cabeza. “Hubo un tiempo en donde nosotros estábamos como ‘Cuida lo que haces, cuida lo que dices. Somos una banda de rock: Podemos experimentar, pero debemos tener cuidado’. ¿Por qué? La gente que vino a ver a nuestra banda y los chicos que fueron golpeados en la escuela por usar una de nuestras camisetas no estaban asustados de quiénes éramos. Entonces nosotros tampoco podemos. Diez años después, mostramos al mundo que no íbamos a crear el mismo disco dos veces. Si quieren eso, sigue escuchando los discos viejos o escucha 10 bandas nuevas que están emulando esos discos ahora mismo”.

El Frank de 16 años rockearía con Danger Days?
Él piensa un momento y suelta una risotada. “Creo que digeriría ‘Vampire Money’!”.

El elefante en la habitación y la familia en el otro extremo.
MCR fueron pacientemente rejuvenecidos por la nueva música que estaban creando en el estudio casero de Cavallo, acercando el rock mientras se profundizaba en sintetizadores, secuencias y pruebas de batería. La mención de ese último pedazo de tecnología fue crucial, porque fue durante este proceso donde llegó la decisión de que el baterista Bob Bryar abandonara el grupo.
“Fue aterrador para mí”, admite Mikey. Cuando era parte de la sección rítmica de MCR, el joven Way y Bryar tocaron juntos desde el verano de 2004, cuando este ultimo tomó el trono del baterista original Matt “Otter” Pelissier. Cualquier química que ellos hayan logrado es ahora historia. “Mirando atrás a la gira de The Black Parade, supe cada paso que él iba a hacer. Teníamos un lazo muy estrecho. Cuando su partida llegó, fue algo triste”. Él mira a través de la ventana de la cafetería por un momento. “Él era un amigo cercano”.
“No sabía que iba a pasar. ¿Voy a tomar forma con el siguiente? Nunca pasó eso con Otter. Era ciertamente un problema para mí”. Bryar tiene crédito de haber escrito cinco canciones para Danger Days, piezas que se trabajaron nuevamente del desechado álbum producido por O’Brien. Ninguno de la banda hará comentarios ni darán razones específicas de su despido. AP contactó a Bryar para que diera su parte de la historia, pero él educadamente declinó la oferta.

Cuando Cavallo supo del despido de Bryar, el productor, de acuerdo con Mikey “estaba como ‘Yo tengo al chico!’.” El chico en cuestión era John Miceli, baterista de Meat Loaf.
Cavallo produjo el último disco del ícono del rock clásico, Hang Cool Teddy Bear, e inmediatamente recomendó a Miceli para trabajar en Danger Days. “John voló donde nosotros y fue muy dulce, buena onda y complaciente,” dice Mikey. “Sin actitud: Nuestra música no era algo que él escuchara, pero estaba emocionado de que nosotros hiciéramos el disco. Él estaba en las trincheras con nosotros”.

La última cosa que la banda quería era interrumpir los planes de gira de Meat Loaf, quitándole a Miceli. Cuando se supo que tenían un vacante para el puesto de baterista, la banda comenzó a recibir llamadas, posiblemente de bateristas de tus grupos favoritos. Por respeto a todos, los Way no quisieron revelar nombres. La persona en su alta lista, sin embargo, era Mike Pedicone. El baterista de la banda de metalcore progresivo The Bled, Pedicone, tiene un currículo musical que también incluye apariciones con Helmet, giras y grabaciones con el cantante de Bush, Gavin Rossdale y su paso con el guitarrón en el Mariachi El Bronx. Pedicone se convirtió en amigo de la banda cuando MCR y The Bled se fueron de gira juntos en 2003. Mikey lo llamó a comienzos de Julio, preguntando si quería tocar. El bajista le dijo a Pedicone que estaba en Hawaii, y que hablarían cuando regresara. Irónicamente, el baterista estaba en el estado al mismo tiempo, cinco millas lejos de donde estaba quedándose Mikey.

“Ellos decían que iban a probar a otros chicos pero querían tocar conmigo primero,” dice Pedicone, junto a unos capuccinos en el Westin’s Boulevard Room. “Ensayamos seis veces antes de que me ofrecieran el concierto. Ellos sabían de donde vengo, así que no había necesidad de una iniciación estúpida, o basura de novatadas. La primera noche que tocamos en Londres se sintió como si tocáramos en un garaje. Olvidas que estás delante de cinco mil personas saltando –tenía una vibra de un lugar pequeño. Puedo decir legítimamente que no me sentí así de cercano con cada miembro de una banda como me siento con estos chicos. Desde la banda al equipo técnico, es un grupo muy sólido.”
“Eso es todo,” dice el tecladista de gira James Dewees, quien conoce a la banda desde los primeros días de gira con Reggie And The Full Effect. “Estos chicos disfrutan todo lo que hacen, desde mirar la TV hasta ir de compras. No ves fruncidos en lo absoluto.” Dewees una vez desistió la invitación de ser un miembro oficial para New Found Glory, -“Amo a todos en esa banda, pero ellos no me necesitaban. No me sentía seguro de que pudiera ofrecerles algo para que estuviesen mejor”- y entendió como funciona la química de una banda. “Tengo total libertad creativa en MCR. Incluso cuando no soy un miembro de la banda, me siento igual de importante en el escenario. Los chicos se hacen cargo de eso. Ellos tienen química. En todos los sentidos…no lo echen a perder!”

Más tarde esa noche, el grupo de MCR, la banda, el equipo de trabajo, se retira a una habitación privada en el restaurante Michael Symon’s Roast, donde disfrutan buena comida, rodeados de risas y una noche de “Navidad Secreta” de intercambio de regalos. Los participantes toman turnos alrededor de la gran mesa, dándose entre ellos paquetes mientras todos vitorean a medida que se abren los presentes. Este escenario ciertamente no indica lo que por décadas se ha mitificado como el estilo de “sexo, drogas y rock and roll”. Se siente mucho mejor.
Un pase ‘Todo-acceso’. De Emma Goldman.
Gerard Way se sienta en la parte trasera del restaurante 24Grille, luciendo desaliñado en su suéter oscuro y unos pantalones negros. Luce como si se hubiese levantado recién, pero su exuberancia y entusiasmo no son nada limitados. Hablando del nuevo disco (“Es punk de ciencia ficción, Repo Man con pistolas laser”), los alter ego de la banda, en un escenario post-glam/pre-punk, The Mad Gear And Missile Kid o develando entusiasta la ronda de shows de radios, él parece positivamente animado por los siguientes 10 años de la banda.
“Este disco es sobre la actualización propia; no es sobre el salvador de los abatidos, dice, burlándose del Paciente, personaje que corrió a través de The Black Pared. “Ese individuo ya no es importante. El siguiente individuo es realmente audaz, divertido y no le importa una mierda. Debes dejarte llevar por tus agallas y hacer arte puro, constantemente. Debes fomentar eso a quienes te rodean y a la audiencia a hacer la misma cosa. Nosotros no estamos probando nada.”
Tus críticas responderían que MCR ha alcanzado un nivel donde ya no están hambrientos.
“No puedes estar hambriento sin tener nada que probar”, continúa. “Me he vuelto más espiritual? Absolutamente. ¿Me he vuelto más extraño, leyendo libros sobre chamanismo moderno y la magia del caos? Si. Pienso sobre lo que significan las cosas en vez de ser impulsivo sobre ellas. Mi vaso está medio lleno,” él comienza a reír, “pero hay cinco cosas diferentes en él!”.
¿Pero acaso ese vaso corre demasiado rápido? Musicalmente hablando, estamos de acuerdo con que My Chemical Romance ha avanzado lejos del escenario post-emo que ellos ayudaron a crear. Pero tal como Trent Reznor de Nine Inch Nails, quien no vive más en Cleveland, Gerard Way ahora se encuentra con su hogar en Los Angeles, junto a su esposa y alma gemela Lindsey, y su adorable hija, lejos de sus raíces de New Jersey.
Sus mentores e ídolos están tan cerca como su iPhone. Hay un auto deportivo en su garaje. Una buena vida, si entiendes. ¿Cómo él podría posiblemente manejar una nación de punks?
“Por eso es que no estoy flameando la bandera y liderando la carga de Washington,” dice. “Los adornos de mi vida no contradicen lo que estoy diciendo. No estoy flameando una bandera. Está esa línea en Children Of The Revolution de T. Rex, donde Marc Bolan dice ‘Tengo un Rolls Royce, porque es bueno para mi voz’.” Él comienza a reír. “Esos son mis héroes. Pero te diré que mi auto es usado –por algunos años!”. Se ríe.
“Esos chicos que querían lanzar un cocktail de bombas molotov…?”, continúa, abrazando el debate con un abrazo de oso. “No estoy hablando por ellos. Estoy hablando a la nueva generación de fans que no quieren lanzarla. Estos chicos que quieren tener un Mohawk en su cabello, que para mí, es el nuevo negocio informal –y se compran camisetas en el mall que dicen que están enojados con algo…? Ellos tienen que probar por cómo se visten que son malditamente cool y que tienen credibilidad…? Adelante, afirma esa antorcha. No estoy cantando por ti. El mundo se mueve muy rápido, no tenemos tiempo para rebeldía imaginaria; eso es la música de sus hermanos mayores. Los chicos quieren bailar. Danger Days es definitivamente mas como Burning Man que Mad Max.”

La Europea y anarquista Emma Goldman tiene crédito por haber dicho “Si no puedo bailar, no quiero ser parte de tu revolución.” Pero no se puede negar que Danger Days está lleno de sentimientos nihilistas. Gerard dice que el logo de la araña que por ahora representa a MCR es todo sobre “subversión, infiltración y neurotóxina.”
“Na Na Na” sugiere que deberíamos “festejar con una lata de gasolina”, antes de finalizar con el pedido “Tira del pasador, deja que el mundo explote”. Cada vez que este escritor escucha esa línea en “DESTROYA”, “Ellos se ríen, nosotros no pensamos que es gracioso”, se siente como una reacción a una cabeza habladora de Fox News.
“Ese es el único lenguaje vulgar que tenemos por estos días. Bombas, armas, cuchillos, vidrio quebrado. El Nihilismo no es real Nihilismo hoy en día. Los juegos de video se han hecho cargo de que la violencia ya no sea violencia –hasta que te sucede a ti. Esas líneas que has citado son un resultado directo de nuestro lenguaje. Siempre he hablado en extremos. Es como poner las noticias y escuchar ‘Veinte muertos’. La violencia en el disco es la violencia en los juegos de video. Es pixelada, violencia de baja revolución”.
“No quiero vender rebeldía a los niños,” dice dejando el tenedor en su plato de ensalada. “La corporación en los videos, Industrias Better Living, no es necesariamente algo maligno, no es la forma de vida de los Killjoys. Los Killjoys están tratando de volar el mundo. Y yo estoy tratando de transmitir a los chicos: No estamos diciéndote que explotes el mundo. Chicos buenos versus chicos malos; no está claro. Verás en el futuro que los Killjoys no son gente buena. Dejé de interesarme en la revolución hace un tiempo. Siento que ésta generación tampoco está interesada en eso.”
Gerard admite que adoptar una preocupación espiritual es parte del plan. A lo que se refiere con “su plan”, es exactamente eso, y no el curso de su banda. Recordar: Este era el chico que, cinco años atrás, sabotearía todo y a todos en su vida por el servicio al arte. Ahora, como una estrella de rock exitosa, con una esposa y una hija, se enfermaba con el primer pensamiento de que eso sucediera. Pero no escogió necesariamente madurar en sus términos. Resultó que ellos eran los únicos ahí afuera.
“Sin el deseo de sonar arrogante, él comienza, “No tengo modelos a seguir. He visto documentales de Dylan (Don’t Look Back). He visto About A Son (Documental sobre Kurt Cobain). No puedo mirar a alguien y decir ‘Oh, entonces eso era por lo que estaban pasando’. Eso no existe. Nosotros somos los primeros de nuestra especie, y yo abrazo aquello.
“Eso es a lo que se reduce,” dice reconciliando sus aventuras creativas y su vida familiar. “Necesitas las cantidades justas de ‘A la mierda el mundo’ y la cantidad correcta de creer en algo.” Él seca otra taza de café. “Y necesitas la cantidad necesaria de amor.”

Señor Humungus, tiene que escuchar algo.
Gerard Way estaba frustrado durante la grabación del perdido álbum “Save Yourself, I’ll Hold Them Back”. Asi que agarró su guitarra y escribió “Black Dragon Fighting Society”, una canción hardcore-punk de noventa segundos que re energizó su actitud. Cuando llevó la canción al resto de sus compañeros para que la escucharan, ellos se sorprendieron y la grabaron con la intención de ponerla en el disco. Pronto se dieron cuenta que simplemente no encajaba con el contexto de lo que estaban haciendo. “Estábamos en un estasis creativo durante el primer intento de hacer el disco”, recalca Way. “Tocamos ‘Black Dragon’ en el estudio y quería hacer un disco corto, de canciones rápidas. Le dije a Ray, “Por favor, podemos tomarnos tres días y hacer este disco?’”.
Durante un recreo en las sesiones de Save Yourself, la banda jugaba con el juego de video Final Fight en la sala del estudio. Gerard notó que había una pandilla llamada Mad Gear; él adhirió el anexo “Missile Kid”, y otro alter ego de My Chem nació. Y con cualquier aventura creativa que Way inicia, siempre hay una historia fantástica detrás. “Me di cuenta que si hubiese un evento nuclear o tóxico, aún quedaría música, cierto?”, él pregunta retóricamente. “Como en la película Mad Max, no hay bandas. A la gente todavía le gusta la música; tengo que imaginar que hay alguna maldita banda tocando ahí afuera, que nace del caos total.”
La banda completa dos canciones adicionales de post-glam y proto-punk, “F.T.W.W.W.” y “Mastas Of Ravenkroft” y las emite en el EP The Mad Gear And Missile Kid, que viene en la caja de lujo de edición especial de Danger Days. “Sentimos que podíamos usar esos tracks como lados B o hacer algo divertido con ellos”, dice Way. “Así que hicimos algo divertido”.
Para mantener el sentido de urgencia, Way quiere tomarse cinco días para grabar un disco completo de MG&MK (11 canciones rodeando los 25 minutos) y tocar shows especiales. Él ya diseñó algunos posters con fotografías. “Realmente extraño tocar guitarra. Quisiera hacerlo en vivo, pero nunca lo he hecho en un show de My Chem. Así que podríamos hacer lo de Mad Gear en nuestros días libres.”

Puesta de sol al frente: Prepárate para apartarte.
La noche siguiente, MCR se presentó ante el público del teatro Fillmore de Detroit. El público está conformado por chicas adolescentes, chicos afligidos con patrones calvos que encontraron a alguien con quien cambiar en Costco; chicas strippers con novios tatuados y llenos de piercings que compraron el Chocolate Starfish And The Hot Dog Flavored Water, chicos ebrios, chicos de fraternidades abrazados, y una sección de chicos scene al estilo Warped Tour, con hipsters. Ellos conocen todas las letras y buscan algo más que pasar un buen rato. Como el primer show en Chicago (donde los punks salvajes pacíficamente se mezclaron con la barricada del escenario, contra chicas llorando y un hombre de cincuenta y tantos parecido a un sargento retirado de la Marina), estos fans están buscando algo real. Ellos han pasado por el pensamiento blog, la “sensación” Youtube, los “fenómenos” Myspace y no lo encontraron. Tal vez esta noche, encuentren el maná psíquico, la catarsis o el simple y directo rock furioso en MCR, quienes no insultan su inteligencia.
Los enemigos probablemente se quedarán en el bar del teatro, lo que es totalmente aceptable –deja más espacio en el frente. Esos detractores deberían hervir con el éxito de MCR porque racionaliza sus deseos de mantenerse “reales” (Lease: aburrido). Bandas mediocres tendrán que esforzarse mucho para alcanzar un bocado creativo y desarrollar un sentido de comunidad que dure un poco más que un montón de discos en la tienda de álbums usados o la carpeta de archivos de sonido que eventualmente se disponen a borrar. Los miembros de MCR pueden recibir la adulación y el odio, porque su propuesta está tocando los corazones y los nervios, por igual. Oh, y más temprano aquella tarde en un encuentro, una fan (celebrando su cumpleaños), se presentó ante la banda con el DVD de The Crow, con el que ellos han estado obsesionados. El grupo posó para una foto con la fan, haciendo el logo con gestos en sus manos y Gerard gritando “Ka-KAW!” cuando el flash de la cámara se apagó.
Esta es la parte de la historia cuando uno de los miembros de la banda ofrece un sumario de todas sus razones para sus esperanzas y sueños del futuro. Pero es irónico que el único que puede resumir la experiencia de MCR (mejor que cualquier periodista de música con una predilección por títulos), sea el chico nuevo.
“Estos chicos han estado juntos 10 años, y legítimamente aún son mejores amigos”, dice Pedicone. “La primera noche que salí con ellos en la gira, los cuatro salieron a la calle a comprar cigarrillos o algo así. Los observé hacia arriba, y ellos iban en un abrazo grupal caminando por la calle, aún emocionados por hacer lo que hacen, juntos. ¿Quién no querría ser parte de eso?”.



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